Durante los episodios obsesivos el adolescente puede temer que le pueda ocurrir algo grave a él mismo o a su familia. Que él mismo o su familia sufra un accidente o una enfermedad, que pueda hacer daño a ciertas personas o a sí mismo, que tenga problemas en los estudios, que su actuación no sea adecuada, que su pareja le pueda ser infiel, etc. Estos miedos se convierten en pensamientos involuntarios y se repiten una y otra vez en su mente.
La falta de control sobre estos pensamientos obliga al adolescente a llevar a cabo una serie de comportamientos destinados a evitar que suceda lo que teme, convirtiéndolos en auténticos rituales o compulsiones. El Trastorno Obsesivo Compulsivo puede provocar depresión en el adolescente, dificultades en las relaciones familiares y bajo rendimiento escolar.