La persona que sufre un cuadro de agorafobia experimenta sensaciones y un gran malestar cuando se encuentra en lugares concurridos, en colas, cuando se aleja de casa, cuando conduce, cuando utiliza algún transporte público…
Ansiedad y evitación
Por el miedo a sufrir estas sensaciones, como parte de su cuadro de ansiedad, evita aquellas situaciones donde le pueda resultar difícil, o socialmente embarazoso, conseguir ayuda o escapar en caso de pasarle algo.
Para poder afrontar tales situaciones la persona agorafóbica puede necesitar tomar algunos medicamentos como ansiolíticos, estar con alguien que le de seguridad, ponerse en sitios estratégicos donde no sienta tanto malestar, o poner en práctica ciertas estrategias de distracción como ponerse a hablar con el de al lado como forma de soportar su malestar. En cualquier caso, la vida de una persona que sufre agorafobia se acaba constriñendo a una parcela cada vez más reducida como resultado de estas conductas sistemáticas de evitación o escape.
Gran parte de las personas que sufren agorafobia sufren también ataques de pánico, depresión, temores hipocondríacos o rumiaciones obsesivas.
Blanco Psicología ayuda a la persona a manejar su ansiedad y afrontar las situaciones temidas. La intervención tiene como objetivo ayudar a la persona a librarse del sufrimiento que le genera exponerse a las situaciones que le causan agorafobia.