Miedo a dormir solo, miedo a la oscuridad
Para estos niños el momento de acostarse supone quedarse solos, sin los padres, y a oscuras en su habitación. El miedo o la fobia a la oscuridad, y el miedo a dormir solo, puede provocar rabietas y problemas a la hora de dormir en el niño. El temor a la oscuridad, además, puede presentarse no sólo a la hora de dormir, o en su habitación, sino en otras zonas de la casa donde no se sienta seguro, o donde se tenga que enfrentar con la oscuridad y a aquello que teme, bien sea a seres imaginarios, a un rapto, o a un robo.
Miedo a ir al w.c
El miedo a ir al w.c. suele ser frecuente en la retirada del pañal, en un momento en el que el niño está experimentando otros miedos, o cuando sufre estreñimiento. En este caso, es importante además de corregir el miedo, corregir también el estreñimiento mediante pautas reeducativas y del comportamiento alimentario, de esta manera, se consigue restablecer el ritmo normal de defecación, y se evitan las heces duras, que son las que provocan las evacuaciones dolorosas y son las responsables del miedo en el niño.
Miedo a separarse de los padres – Ansiedad por separación
El niño que experimenta Ansiedad por Separación se resiste a separarse de sus padres, y especialmente de la madre.
Las reacciones de ansiedad pueden aparecer cuando el niño se aleja de los padres, cuando tiene que acudir a la escuela, a una excursión, o cuando los padres se separan del niño incluso a pocos metros o por escasos momentos. El niño puede también temer que la madre se ausente para acudir a su trabajo, suplicándole, incluso con pataletas, que no lo haga.
Obsesiones infantiles (T.O.C.)
En el Trastorno Obsesivo Compulsivo (T.O.C.), los pensamientos u obsesiones aparecen en forma de temor y se repiten una y otra vez en la mente del niño. Las Obsesiones más frecuentes se relacionan con el temor a algún peligro, “obsesión con la salud”, como por ejemplo que le pueda ocurrir algo grave a él mismo o a su familia, con el temor a la suciedad, “obsesión con la limpieza”, y con el temor al desorden, “obsesión con el orden”. El niño puede repetir de manera compulsiva conductas extrañas, y pueden exigir malhumoradamente a sus padres o familiares que las repitan también, siendo ésta la única manera que tiene de vencer su malestar.
Miedo a hablar
En la etapa infantil, existen distintos grados de miedo desproporcionado a hablar: Aversión al Habla, Mutismo Selectivo y Mutismo Total.
Aversión al Habla
El niño con Aversión al Habla no suele buscar situaciones ajenas al ámbito íntimo para hablar. Si se le requiere, tampoco escapa, aunque le cuesta hablar. Puede contestar con frases muy cortas o monosílabos, retirar su mirada de quien le habla, o emplear un volumen de voz muy bajo.
Mutismo Selectivo
En los casos de Mutismo Selectivo, el niño restringe el habla a su entorno más íntimo, comunicándose sólo con ciertas personas muy cercanas. Por ejemplo, puede dirigirse verbalmente sólo a su madre o a sus hermanos, pero no a su padre.
Mutismo Total
En el mutismo total el niño ni siquiera habla con las personas de su ámbito íntimo, es decir, no habla ni a sus padres, ni a sus hermanos, ni a ningún amigo íntimo. Generalmente, el mutismo total cuenta con una historia previa de aversión al habla y mutismo selectivo.
Miedo a la presencia de los demás o Fobia Social
El niño con fobia social evita el contacto con personas desconocidas, incluso con niños de su edad. Puede llorar, quedarse paralizado, tartamudear, o abrazarse a sus familiares cercanos ante la presencia de niños o adultos desconocidos. Es habitual que muestren una timidez persistente y excesiva, sin embargo, el niño es capaz de relacionarse socialmente con sus familiares. Estos niños pueden presentar Aversión al Habla o incluso Mutismo Selectivo si la situación social les provoca una ansiedad muy intensa.
Otros miedos o fobias
Otros miedos que pueden presentar los niños de manera acusada y persistente se relacionan con situaciones específicas como la administración de inyecciones, visión de sangre, atragantamiento, vómito, volar, tormentas, recintos cerrados, o animales. Ante estas situaciones que le provocan una gran ansiedad el niño puede responder con lloros, berrinches, abrazos, o con inhibición.