Aunque los cuadros psicóticos suelen manifestarse al final de la adolescencia o principios de la edad adulta, hay casos documentados de inicio en la niñez o comienzo de la adolescencia. En cualquier caso, un cuadro psicótico puede representar una enfermedad mental grave y suele ir acompañado de conductas extrañas, cambio de personalidad, delirios, comportamientos desorganizados, trastorno del pensamiento o alucinaciones en el adolescente.
La Terapia Cognitivo Conductual es relativamente reciente en estos casos, y funciona con más éxito en los casos de jóvenes que presentan un deterioro escaso y que han sufrido sólo uno o pocos episodios psicóticos. Además de la importancia de los factores genéticos en la etiología de un cuadro psicótico, una de las causas fundamentales de un primer brote en esta etapa es el consumo de drogas.
Añadir terapia psicológica al tratamiento farmacológico permite manejar los efectos secundarios de la medicación, reducir la frecuencia e impacto de los delirios o alucinaciones, abordar las emociones negativas que experimentan en función de sus interpretaciones delirantes (miedo, ansiedad, enfado), la insociabilidad, la apatía, y en definitiva reducir su sufrimiento y el de la familia, permitiéndole continuar con una vida lo más adaptada posible. Para todo ello, será necesario intervenir tempranamente.